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http://dx.doi.org/10.5027/psicoperspectivas-Vol13-Issue2-fulltext-424
Familias adolescentes: Entre no ser, no tener y no acceder
Adolescent families: Trapped between not being, not having and not having access to
Roberto Celedón1, Mariela Garri2
1Universidad Diego Portales, Chile.
2Universidad de las Artes y Ciencias Sociales (ARCIS), Chile.
El presente art&culo propone abordar, la problem&tica y reconocimiento de las familias adolescentes desde la perspectiva de la pol&tica p&blica, con el fin de otorgar la posibilidad de que puedan conciliar y ser protagonistas de sus propias trayectorias, vinculados a los m&ltiples fen&menos que se dan en las interacciones sociales. A trav&s de la revisi&n te&rica sobre pol&ticas p&blicas, familias, conciliaci&n y adolescencia se busca visibilizar las maternidades y paternidades adolescentes como una forma de ser familia. Desde una metodolog&a de tipo descriptivo-interpretativo se develan vivencias y tensiones narradas por padres y madres adolescentes. El estudio muestra la dificultad de ser reconocidos como actores protag&nicos en el acto de conciliar con redes comunitarias y/o familiares el cuidado de sus hijos/as, pero tambi&n de sus propias trayectorias como sujetos. De no intervenir en ellas, se tensionan las variables asociadas a la cronificaci&n de las condiciones de vulnerabilidad.
Palabras clave: pol&tica p&blica, conciliaci&n; g& familias adolescentes.
The work described in this paper addresses the problems of adolescent families and the recognition of their condition from the perspective of public policy, so they can have the chance to reconcile with and take control of their own trajectories., connected with multiple phenomena that take place in social interactions. By reviewing the theory on public policies, families, conciliation and adolescence, we seek to make adolescent maternity and paternity visible as one way of being a family. From a descriptive-interpretative methodology standpoing, we were able to unveil experiences and tensions as narrated by teen parents. The study shows that it is difficult to be recognized as protagonists when reconciling with family and community networks not only the upbringing of their children but also their own development paths as persons. The absence of intervention in adolescent families develops tension in variables associated with the chronicity of the conditions of vulnerability.
Keywords: public policy, conciliation, gender, teen parents.
Introducci&n
La Constituci&n Pol&tica de la Rep&blica de Chile de 2005 caracteriza a la familia en su art&culo 1& como el "n&cleo fundamental de la sociedad". Desde el sentido com&n, se entiende por familia a la uni&n de los padres con sus hijos/as en una vivienda que les sirve de hogar. En t&rminos del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) (1993), la familia es "un grupo social unido entre s& por v&nculos de consanguinidad, filiaci&n (biol&gica o adoptiva) y alianza, incluyendo las uniones de hecho cuando son estables" (p.35). El Instituto Nacional de Estad&sticas (1982) enfatiza que se trata de un "grupo de personas emparentadas entre s&, que viven juntas bajo la autoridad de una de ellas" (p.10).
Entre las dimensiones m&s analizadas de las familias se encuentran el tama&o, las relaciones de parentesco, el ciclo de vida, los tipos de jefatura de hogar y el n&mero de hijos/as. Los integrantes de la familia se refieren principalmente en relaci&n al que se denomina jefe/a de hogar, visibiliz&ndose socialmente en esta relaci&n de jerarqu&a (Arriagada, 2004).
Durante la primera mitad del siglo XX, las pol&ticas macro del Estado chileno -relativas al mercado de trabajo, adquisici&n de vivienda y la salud- fortalecieron un tipo particular de familia: la familia nuclear patriarcal. Estas pol&ticas estaban dirigidas a la gran poblaci&n que migraba del campo a la ciudad, definida como de riesgo, temporera. Todo esto, con el objetivo de disciplinar a los hombres, promover establecerlos en un lugar y generar, as&, un compromiso con la industria y la conformaci&n de sus n&cleos familiares. Esta forma de concebir el trabajo y la familia se fortalece con atributos de car&cter cient&fico -a partir de la teor&a de los roles de Parsons- y se instala una ideolog&a de la familia nuclear biparental con roles complementarios en t&rminos de ser "funcional" y/o "normal" (Olavarr&a, 2000).
La construcci&n de familia se encuentra fuertemente influenciada por una ideolog&a de la familia "funcional" o "normal". Esta &ltima, tiende a ser vista como "ideal", es decir, la familia nuclear representaba el ajuste real a los cambios de la sociedad occidental industrial. Por otro lado, las pol&ticas macro del Estado -relativas al mercado de trabajo, adquisici&n de vivienda y la salud- llevaron a fortalecer un tipo particular de familia: la familia nuclear patriarcal. Este n&cleo se caracterizar&a por no contar con el apoyo de la familia extendida y/o de origen, y su equilibrio estar&a dado por la continuidad laboral del padre y la dedicaci&n exclusiva de la mujer a lo dom&stico y a la crianza. Esta relaci&n se tensiona y entra en crisis si algunos de estos actores no puede cumplir con su cometido (Olavarr&a, 2000; Vald&s, 2007).
Este ordenamiento da cuenta de la complejidad de las realidades familiares. Este &ltimo encuentra el punto de mayor tensi&n en la figura del nacimiento de un hijo/a de una madre y/o padre adolescente el que, a su vez –en t&rminos generales-, est& viviendo un per&odo de reestructuraci&n ps&quica.
Mannoni, Deluz, Gibello y H&brard (2001) define la adolescencia como una crisis identificatoria: "Las viejas identificaciones caen porque otras ocupan su lugar" (p.13). Estas se ubican en la instancia ps&quica del Yo, entendida como un soporte que representa para el sujeto un eje referencial en cada momento hist&rico de su vida (Chemama & Vandermersch, 2004). Es por ello que, al verse desarticuladas las identificaciones que eran sustento de continuidad en el ser (ligadas al lugar de ni&o/a), el adolescente entra en crisis. Emergen as&, nuevos procesos de construcci&n identificatorios, a partir de la presencia "humanizante" de los otros/as.
Desde la intervenci&n psicosocial converge, por un lado, la convenci&n sobre los derechos del ni&o, ni&a y adolescente finalizada en 1989 (que Chile ratifica en 1990) que instala –entre otras cosas- la facultad de reconocer, en nuestro caso a los adolescentes, no como objetos de atenci&n, sino como sujetos de derechos con capacidad de defender y exigir sus derechos legalmente reconocidos. Por otro lado, las fronteras se tornan difusas en relaci&n a los procesos de construcci&n identitaria de los y las adolescentes y que, en caso de los padres adolescentes, los modelos tradicionales de ser familias se presentan como el ideal a alcanzar (Celed&n & Garri, 2010). De esta manera, estamos en presencia de un hecho que escapa –de la norma- a la trayectoria del ciclo vital de un sujeto, del que a&n se espera que sea cuidado y no ejerza cuidado sobre otro/s.
La tem&tica del cuidado se encuentra instalada en el debate acad&mico (Silva, 2002; Arriagada , 2007; Astelarra, 2005; Organizaci&n Internacional del Trabajo [OIT]/Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo [PNUD] 2009; Servicio Nacional de la Mujer [SERNAM] 2009; PNUD 2010; Pautassi ) como parte de m&ltiples fen&menos asociados a razones biol&gicas (aumento del promedio de vida de hombres y mujeres), socioculturales (globalizaci&n y migraciones), demogr&ficas (disminuci&n de la natalidad, nacimiento del primer hijo/a), enfoque de g&nero (incremento paulatino de la mujer al mundo del trabajo remunerado), entre otros.
La realidad de la maternidad y paternidad adolescente, es un fen&meno complejo y cuyo debate p&blico se encuentra en torno a la educaci&n sexual, rendimiento y la retenci&n escolar (Olavarr&a, 2008), evadiendo la pregunta si lo que se conforma es una "familia adolescente" capaz de proveer de cuidados hacia un hijo/a.
Planteado en t&rminos del cuidado, cuando Pautassi (2007) dice: "se cuida como se puede, se es cuidado tambi&n como y cuando se puede" (p. 6) se releva la mirada en quien requiere de cuidados, as& como en quien cuida. En el caso de las paternidades y maternidades adolescentes esto no se presenta n&tidamente, sino que se restringe al &mbito educativo y no a la necesidad de ir equilibrando o conciliando las responsabilidades y las necesidades de las diferentes personas a nivel de la esfera individual, familiar y laboral. Olavarr&a (2011) puntualiza que el concepto de conciliaci&n entre trabajo y familia ha sido definido como la &necesidad& de que las personas puedan distribuir su tiempo de manera equilibrada entre su jornada de trabajo remunerado y sus responsabilidades familiares y/o dom&sticas como son el cuidado de los hijos y los mayores o las interminables tareas dom&sticas (p. 5).
Un antecedente a tener en cuenta es la cantidad de n&cleos familiares adolescentes. La da cuenta de aquello. Esta se obtuvo, a trav&s del reprocesamiento de la encuesta CASEN 2009, la cual evidencia que el 2009 hab&an 58.231 n&cleos familiares con jefatura adolescentes en Chile, correspondiendo el 69% a n&cleos monoparentales y el 31% a biparentales.
Otro antecedente a considerar es que las mujeres adolescentes tienen crecientemente hijos/as de varones adolescentes, siendo el &nico grupo etario que presenta un incremento sostenido de un 350% aproximadamente, desde el a&o 1950 al 2000 (Olavarr&a & Madrid, 2005). Esto no s&lo constata la evoluci&n de los comportamientos sexuales y reproductivos de los adolescentes chilenos, sino que tambi&n la emergencia de una nueva realidad o fen&meno que podr&amos llamar "familia adolescente".
Tabla 1. Jefes/as de núcleos familiares adolescentes (menores de 20 a?os) por sexo según estado conyugal
Fuente: Elaboraci&n propia (FONDECYT 1080370: "Familias, maternidad y paternidad adolescentes en Chile. Magnitud, caracter&sticas, distribuci&n geogr&fica, sentidos subjetivos y pr&cticas"
A&n puede surgir la pregunta si estamos ante un fen&meno que requiere atenci&n desde la pol&tica p&blica. A nivel de salud p&blica, se activan las alertas y los dispositivos (Chile Crece Contigo), aunque, principalmente, es una realidad que se resuelve en el &mbito privado.
La realidad de la maternidad y paternidad adolescente es un fen&meno complejo y cuyo debate p&blico se encuentra dirigido principalmente en torno a la educaci&n sexual, rendimiento y la retenci&n escolar (Olavarr&a, 2008), evadiendo la pregunta si lo que se conforma es una "familia adolescente". Es ah&, que se observa una colisi&n de intereses entre los diferentes actores, en las que se dibuja y desdibuja/as familia(s), donde aparece como figura principal el ni&o o ni&a que naci&, pero tambi&n entran en circulaci&n: el debate por el cuidado, el nivel de autonom&a en la toma de decisiones, los grados de participaci&n y corresponsabilidad del padre y la madre adolescente, los derechos que se negocian y las responsabilidades que se delegan o asumen.
Es en raz&n de todo lo expuesto, que surge la pregunta, de c&mo vivencian los padres y madres adolescentes la relaci&n con los diferentes actores, y c&mo equilibran las diferentes necesidades que se ponen en juego.
Metodolog&a
Tipo de Estudio. Estudio cualitativo de tipo descriptivo-interpretativo.
Muestra. Se realizaron 60 entrevistas semiestructuradas, a padres y madres adolescentes chilenos/as, tanto en zonas rurales (Coihueco y Pinto) como urbanas (Regi&n Metropolitana y Alto Hospicio). Se utiliz& una muestra de juicio (judgement sampling), en la cual se seleccionan los informantes en virtud de ciertas caracter&sticas definidas como relevantes.
Los criterios para la selecci&n de los casos contempl& la inclusi&n de j&venes en distintas situaciones familiares (madres adolescentes sin pareja, madres y padres adolescentes viviendo en pareja y padres adolescentes que no viven con sus hijos/as) de ambos sexos. Los participantes fueron informados del prop&sito del estudio y consintieron participar en &l.
Tabla 2. Cuadro descriptivo de la muestra
Instrumentos. La t&cnica de recolecci&n de la informaci&n usada fue la entrevista semiestructurada. Esta fue creada a partir de las siguientes categor&as de rastreo de la informaci&n: infancia (eventos significativos), imagen de s& mismo, amigos- afectos- pareja, significado de tener un hijo/hija, la familia propia, cuidado y acompa&amiento del hijo/a, estudios, transici&n a la adultez, modelos de crianza.
An&lisis de Datos. Las entrevistas fueron incorporadas al software Ethnograph, programa espec&fico para el an&lisis descriptivo-interpretativo. Las entrevistas fueron codificadas alrededor de conceptos.
Posteriormente, se realiz& b&squedas en torno a los c&digos: infancia, familia de origen, familia propia, modelo familia, paternidad/maternidad, proyectos, imagen, derechos y obligaciones, estudios transici&n adultez y trabajos.
Las entrevistas se analizaron desde la t&cnica del an&lisis de contenido, la que permite acercarse sistem&ticamente al an&lisis de los elementos surgidos en un proceso de comunicaci&n, todo esto "para hacer inferencias v&lidas y confiables con respecto a su contexto" (Hern&ndez, Fern&ndez & Baptista, 2001, p.293). A trav&s de esta t&cnica se busca clasificar ciertos elementos del discurso en categor&as, junto a la formaci&n de hip&tesis que aportan a los resultados y conclusiones de la investigaci&n (Bardin, 1986).
En esta ocasi&n, se har& &nfasis en la captaci&n de los significantes construidos en relaci&n al proyecto de vida, las vivencias relacionadas al proceso de autonom&a v/s dependencia, entre otras unidades de an&lisis. Esto, con el fin de realizar un an&lisis comparativo para as& dar cuenta de las tensiones y vivencias de estos padres entre la realidad que se les impone y las que buscan asumir desde los distintos contextos socioculturales.
Los relatos que a continuaci&n ser&n presentados en los resultados fueron seleccionados por ser representativos de la dimensi&n o variable analizada. El relato recogido de cada adolescente se acompa&a de nombres ficticios, de sus edades, si se encuentran escolarizados o no, localidad a la que pertenecen y si al momento de la entrevista se encontraban en una relaci&n de pareja con el padre o madre de su hijo/a. El relato recogido de cada adolescente se acompa&a de nombres ficticios, de sus edades, si se encuentran escolarizados o no, localidad a la que pertenecen y si al momento de la entrevista se encontraban en una relación de pareja con el padre o madre de su hijo/a.
Resultados
Los relatos ser&n exhibidos a trav&s de tres categor&as que permiten dar forma a las tem&ticas de: "atribuciones en el cuidado y sus implicancias afectivas", "maternidad adolescente, su desvalorizaci&n y tensi&n con sus propias infancias" y "paternidad, sentirse &adultos?, autonom&as y proyectos". En cada categor&a se incorporan nuevos elementos que permiten poner en tensi&n y enriquecer los relatos presentados por cada adolescente.
Finalizando la presentaci&n de las tres categor&as se agrega un apartado de discusi&n que presenta un an&lisis desde la pol&tica p&blica y de c&mo esta considera la realidad y da respuesta a estos padres y madres adolescentes en la b&squeda de conciliar sus diferentes necesidades.
Atribuciones en el cuidado y sus implicancias afectivas
Una de las tensiones problematizadas en la investigaci&n fue el preguntarse por el cuidado del hijo o hija desde el c&mo se "negocian", atribuyen y/o distribuyen tareas y responsabilidades entre los distintos actores/as que, formando un n&cleo familiar secundario son parte de un hogar. Adem&s, se investigaron las implicancias afectivas que se ven comprometidas para estos padres y madres adolescentes frente a esta tensi&n. Esto, a fin de visibilizar y legitimar la diversidad de pr&cticas familiares reconocidas por ellos/as en su funci&n de cuidado.
La emergencia de la gestaci&n adolescente y el posterior nacimiento transforma din&micas, relaciones de poder, redefiniciones de expectativas, condiciones socioecon&micas, entre otros aspectos de la vida cotidiana. Es en esta cotidianeidad en que la distribuci&n de tareas, roles y responsabilidades en el cuidado se ponen en juego, no solo entre los progenitores, sino que tambi&n junto a los abuelos/as y en algunos casos de los bisabuelos/as.
&Se negocia el cuidado del hijo/a? &Qu& sienten, que ganan, qu& sienten, qu& pierden estos padres y madres adolescentes, al no poder ocuparse de acompa&ar, proveer y cuidar a sus hijos/as como ellos/as e impl&citamente los otros/as esperan?
Frente a la tensi&n de ser sujetos de derecho y pensarse con un futuro -de mejores oportunidades para ellos/as y sus hijos/as, conciliando con estudios y/o trabajo- emergen miedos y angustias a no ser reconocidos por sus hijos/as en su funci&n de padre o madre. Tambi&n se evidencia este fen&meno frente a un tercero (abuelos, abuelas, bis- abuelas, etc.), quien provee y al que se otorga la facultad de responder frente a lo que el ni&o o ni&a necesita en su desarrollo y crianza. En las entrevistas con los y las adolescentes aparece esta tensi&n en sus relatos, tema que no est& presente en las conversaciones entre ellos/as con sus madres y/o padres.
En este contexto surge la pregunta de c&mo se negocia la delimitaci&n de funciones, la hip&tesis que surge -m&s que negociar-, se cede y finalmente se impone. Frente a esta hip&tesis se presenta la tensi&n de que padres y madres adolescentes tengan oportunidad de conciliar sobre el cuidado de sus hijos/as, si bien la familia extendida puede facilitar el cuidado, el imponer delimitaci&n de funciones desde terceros puede generar p&rdida de autor&a en las decisiones sobre el cuidado de sus hijos/as.
Ser padre o madre en un tiempo adolescente implica compatibilizar tareas de estudio y de trabajos -por lo general- mal remunerados, que no siempre les otorgan sentimientos de empoderamiento frente a la experiencia de tener un hijo/a al que se pueda proveer tanto de afectos como de recursos econ&micos. Surgen sensaciones de inseguridad en el v&nculo y en la funci&n que ellos/as esperan construir en la relaci&n con sus hijos/as.
Desde el lugar de los padres adolescentes, que no viven con sus hijos/as, se preguntan c&mo pueden influir y limitar la fluencia de costumbres y creencias de la familia de origen del otro, obteniendo las siguientes respuestas:
Pienso que le afecta m&s en la crianza encuentro. Como yo no voy a poder estar mucho all&, siento que m&s adelante va a ser m&s influenciada por otra familia, que no es lo que yo quiero que sea. En algunas cosas como creencias muy antiguas, no s&, que el papelito, que la ofrenda de tener un hijo, cosas as&. Bueno, hay cosas que me enojan y otras cosas que trato de evitarlas pasar. Cuando, por ejemplo: que hay que ponerla al sol para que no se ponga amarilla y tantas cosas que he tenido que estar al lado con el pediatra para que le diga que no es as&. Y bueno, al igual que una due&a de casa, que est& todo el d&a viendo teleseries y no quiero que sea así la Antonia? (Daniel, 18 a?os, escolarizado, Región Metropolitana, tiene pareja).
Por otro lado, la presencia de la madre y/o padre de estos adolescentes pone en juego la distribuci&n de los afectos y aspectos asociados al control y l&mites:
Bueno, no me quejo, como que igual de repente el Ale se pone como muy (&) mi pap& lo sobreprotege mucho, no dejan que le digan nada pero igual lo reto, para que no haga lo que &l quiera, si no va a terminar haciendo todo lo que &l quiere. (&) cuando mi pap& lo mal ense&a, cuando yo le digo no y &l le dice que s&& (Alejandra, 17 a&os, escolarizada, Coihueco - Pinto, no tiene pareja).
A la sombra de las negociaciones en el cuidado y la crianza, se encuentran los afectos. Cuando abuelos/as, t&as/os, hermanos/as comienzan a asumir tareas de cuidado y de crianza, en estos padres y madres adolescentes se gatillan temores en relaci&n al querer: &A qui&n va a querer su hijo/a?, &qui&n es el adulto significativo? Se hacen presentes sentimientos de vulnerabilidad, en los cuales el poder simb&lico que puedan poseer en relaci&n a la funci&n de cuidado de sus hijos/as se afecta.
Esa es la tensi&n que se produce: c&mo negociar, el tema del cuidado, lo que desean para sus hijos/as, a qui&n va a reconocer como madre, a qui&n va a reconocer como padre. Para estos padres y madres adolescentes no ser reconocidos o nombrados es un temor cuando las decisiones sobre el cuidado de sus hijos/as es ejercido por terceros/as.
Una madre adolescente se&ala:
Los temores (&) es que si yo llego a estudiar el pr&ximo a&o y mi abuelita, porque mi abuelita viene para ac& y la cuida, que tenga miedo que se haga tanto cari&o con ella que despu&s me rechace ella a m&' (Amanda, 14 a&os, no escolarizada, Regi&n Metropolitana, tiene pareja).
Actualmente, la entrevistada no est& escolarizada, pudiendo asumir las responsabilidades principales en esta etapa. Sin embargo, siente incertidumbre sobre lo que ocurrir& el pr&ximo a&o cuando vuelva a estudiar. Se pone en amenaza el tema de los afectos y tambi&n se coloca en riesgo la escolarizaci&n.
Considerando esto, al preguntarles por el futuro expresan:
Espero que sea bueno ojala que el Bruno quiera irse conmigo, porque si se acostumbra mucho con mi mam& despu&s no va a querer (&). Si por eso igual tengo que estar harto tiempo con &l para que se acostumbre a m&'
(Paula, 17 a&os, escolarizada, Coihueco - Pinto, no tiene pareja).
La tensi&n que se produce en la negociaci&n del cuidado del hijo/a complejiza las certezas de los afectos Esto ligado a la idea de que las familias adolescentes no visualizan ni tampoco se les reconoce en su funci&n paterna o materna como un lugar de autoridad sobre las decisiones de cuidado.
Estos relatos no s&lo plasman la angustia de no sentirse aut&nomos y reconocidos por los otros/as en su funci& adem&s, se les presenta el esfuerzo de tener que reivindicarse para ser reconocidos por sus hijos/as en dicha funci&n, cuando existe un tercero que se ocupa y decide c&mo se debe cuidar y/o criar. Junto a esto, se presenta la complejidad de invisibilizar y postergar la necesidad de cuidado de estas familias en su condici&n de adolescentes.
Maternidad adolescente, su desvalorizaci&n y tensi&n con sus propias infancias
Otra de las sensibilidades que se ven tensionadas en la din&mica relacional de estas familias adolescentes con sus familias extendidas y actores comunitarios es la constante desacreditaci&n que se ejerce sobre ellas.
La falta de autonom&a econ&mica, la atribuci&n de falta de herramientas sociales para poder construir lo que muchos comprenden por "familia" coloca a estos/as adolescentes en un lugar de constante cuestionamiento, en donde son vistos en su vulnerabilidad. De esta manera, las familias adolescentes se encuentran significativamente expuestas a la desvalorizaci&n, descalificaci&n y falta de contenci&n del mundo adulto y/o otros significativos, como profesores, amigos/as, y hermanos/as.
Desde los relatos recogidos, esta exposici&n se presenta en mayor medida en las madres adolescentes y m&s intensamente en aquellas que no tienen pareja. Es mucho mayor el castigo social y, en mayor medida, sienten que es manifestado por la abuela materna del reci&n nacido/a. El discurso de la abuela materna despliega m&s carga o castigo social para el embarazo adolescente. Por otro lado, en el discurso de las familias adolescentes aparece un abuelo que felicita, que contiene, frente a la complejidad de ser padre y/o madre. Por otro lado, en las paternidades adolescentes no es fuerte el discurso de estar justific&ndose ante los otros/as, adem&s se presenta una mayor continuidad en sus trayectorias.
El tema es c&mo ellas/os se relacionan y enfrentan este discurso, que en el trasfondo dice "c&mo lo vas hacer ahora", "&te la puedes?". Las adolescentes que plantean el conflicto y vivencia presentan como base la idea que "esto es sin llorar". De esta forma, la pregunta que se genera es qu& necesidad, c&mo se conforman y se estructuran estas madres que tienen que andar escud&ndose de interpelaciones y juicios:
O sea ahora s& (&) cuando cambi& eso fue cuando un t&o me dijo: ya viste ya la cagaste ya, ya fuiste mam& y m&s encima cabra chica y yo le dije: mire t&o, le dije yo la que va a criar a la ni&a soy yo, le dije yo, no usted y usted tampoco va a poner plata va a poner el pap&, le dije yo, y los dos vamos a ser papas y usted no se va a meter, yo no voy a ir a pedirle limosna a usted (Carola, 17 a&os, escolarizada., Alto Hospicio, tiene pareja).
No s&lo los adultos de la familia descalifican o "humillan" a la madre adolescente, sino que tambi&n personas de su generaci&n como amigas o hermanos/as:
Apoyo, puro apoyo, yo creo que eso me ha faltado, en parte de mi familia, y tambi&n de mis hermanos, mi hermana igual me humill& harto (&) pero no (&) nada& (Evelyn, 16 a&os, no escolarizada, Coihueco- Pinto, no tiene pareja).
Otra fuente significativa de conflicto es la familia del otro/a, sobre todo en lo referente a las necesidades econ&micas:
&qu& le demandar&a yo a ellos? Nada, porque no necesito las migajas de ellos& (Antonia, 18 a&os, no escolarizada, Alto Hospicio, no pareja).
En t&rminos de los relatos para conciliar los estudios y la maternidad, una de ellas responde ante la pregunta si hubiera necesitado alg&n tipo de facilidad:
si un poco de facilidades, pero no por siempre, porq pero digamos hay veces (&) yo, yo tuve una semana entera con las pruebas (del colegio) juntas todas y mi hija estaba enferma, estaba resfriada, estaba mal y no tuve que venir, igual me dijeron que si no las daba me iban a cerrar con puros rojos, entonces eso a m& (&) obvio que no iba a querer que me cerraran las notas con puros rojos (&) (Carola1, 17 a&os, escolarizada, Alto Hospicio, tiene pareja).
Este relato viene a plasmar la sobre exigencia que experimentan las familias adolescentes con tal de responder a los mandatos de escolaridad y funciones parentales que se imponen desde lo social. Las familias adolescentes se ven tensionadas en la tarea de proveer de cuidados desprovistos de herramientas sociocomunitarias que les permitan cuidar en plenitud, por un lado, y responder al sistema escolar, por otro.
Algunas &reas te&ricas del mundo psicosocial comprenden la adolescencia como una posici&n subjetiva particular, tal como plantea Birraux, Frioni, Gines, Huerre, Marty, Pelento et al. (2005) "no es para el psicoanalista ni una edad, ni una condici&n. Es un tiempo y un trabajo de transformaci&n ps&quica e integraci&n de los efectos de la pubertad" (p.58). El adolescente comienza as& un cambio del lugar de ni&o/a al lugar de joven. Ser madre durante la adolescencia significa, en el discurso de algunas de las mujeres entrevistadas, el quiebre del lugar de ni&a que ocupaban en su n&cleo familiar. Para estas madres lo que se viene a irrumpir es la posibilidad de continuar siendo "la ni&ita de casa", en donde muchas de las veces no solo se ven afectadas frente a la asignaci&n de tareas asociadas al trabajo dom& para ellas lo que puede resultar mucho m&s significativo es la p&rdida de exclusividad frente a ciertos cuidados de sus padres, que ahora son destinados a este nieto o nieta.
En relaci&n a esta tensi&n manifiestan:
Cuando llego a mi casa soy madre. Aqu& en el colegio soy media ni&a, porque hago puras travesuras con mis compa&eras. En el colegio soy m&s ni&a, soy m&s cabra chica y en mi casa soy m&s adulta& (Alejandra, 17 a&os, no escolarizada, Coihueco-Pinto, no tiene pareja).
&De mi maternidad? &Alg&n cambio?, no yo creo que no, que siguen siendo los mismos conmigo, bueno ahora quieren m&s al Benja que a m&& (Andrea, 18 a&os, no escolarizada, Alto Hospicio, no tiene pareja).
Mi hermano no me habl& como en dos semanas. La Natalia mi hermana no pod&a respirar, pero (&) ya, pas&, un d&a, el otro d&a y ah& hablamos, me dijeron: &ahora t& crees que estos peluches van a ser tuyos?, van a ser de la Martina, todos los juguetes que tienes de tu infancia son de la Martina& (Amanda, 14 a&os, escolarizada, Regi&n Metropolitana, tiene pareja).
Para estas madres la llegada de un hijo/a les se&ala que ya no son "las ni&as de la casa", m&s bien sienten que ser&n sus hijos/as quienes vendr&n a ocupar ese lugar, y que, junto a esto, adviene un tiempo de nuevas tareas, nuevas transformaciones ligadas a un lugar m&s "adultizado", distinto de ser, lo que ellas y los otros sociales comprenden, adolescentes.
En la invisibilizaci&n de la parentalidad adolescente, resulta complejo legitimar sus voces. Si existiera un reconocimiento hacia ellos/as, resultar&a leg&tima la exploraci&n a su propia trama, que les permita encontrar orientaci&n, continuidad y sentido a sus experiencias en el cuidado de sus hijos/as.
Paternidad, sentirse &adultos? Autonom&as y proyectos
El discurso de asociar la paternidad con la consolidaci&n de su identidad masculina aparece menos evidente en el discurso de &stos padres. M&s bien, la paternidad adolescente asumida no se constituye como prueba de su virilidad (ya no es un ideal a alcanzar), sino que m&s bien constituye (en el caso de los padres asumidos) una tarea o compromiso.
La llegada de un hijo/a implica dar respuesta a nuevas obligaciones, que ellos construyen a partir del t&rmino "responsabilidad". Una responsabilidad a asumir ante la familia, la pareja, los amigos/as, la sociedad, etc. Este t&rmino es inscrito desde estereotipos tradicionales de masculinidad, que giran en torno al proteger y proveer a su hijo/a de necesidades elementales como alimentaci&n e higiene, poniendo &nfasis en prioridades materiales. No se perciben mayores cambios en los discursos de &stos padres, en relaci&n a cumplir la tarea "hegem&nica" asignada, que es la de proveer.
(&) pienso que si yo traje una criatura a este mundo me corresponde a m& criarla y no a otras personas, no a mis padres, ellos tuvieron su etapa de estar con nosotros sus hijos, ahora me toca a m&; ellos me ense&aron y uno debe cuidar sus propias cosas&, por ejemplo la mayor&a de las cosas ellos me las quieren comprar, si yo no tengo ellos las compran, pero si yo tengo trato de comprarle todo (&)& (Andr&s, 20 a&os, escolarizado, Coihueco – Pinto, tiene pareja).
Si bien, en algunos relatos se pudieron encontrar nuevos discursos sobre masculinidad y paternidad, que refieren al acto de vincularse desde "la ternura" o funciones de crianza "naturalizadas" como femeninas, estos aparecen de manera secundaria, en relaci&n a la imposibilidad de poder proteger y proveer materialmente.
Al preguntarles por el qu& significa para ellos tener un hijo/a responden:
Responsabilidad, una compa&&a para m& y una felicidad cuando llego del trabajo la veo, la siento llorar, me preocupo por ella, la tomo en brazo, todo eso (&)& (&Alvaro, 19 a&os, escolarizado, Coihueco – Pinto, tiene pareja).
(&) no s&, yo creo que hay que esforzarse, que uno tiene que esforzarse para el resultado que el ni&o en el fondo tenga una buena base emocional para su vida, en el fondo yo siento que esa es mi responsabilidad para &l& (Amaru, 20 a&os, escolarizado, Regi&n Metropolitana, tiene pareja).
Una responsabilidad grande, porque, por ejemplo, en mi caso a m& no me ha faltado nada y eso es lo que intento, que a mi hijo no le falte nada y me esfuerzo para que el d&a de ma&ana &l tenga todo& (&) (Ayser, 19 a&os, no escolarizado, Alto Hospicio, tiene pareja).
Esta construcci&n sobre sus paternidades desplegada desde la "responsabilidad" es comprendida por algunos de los entrevistados como una "carga", un "esfuerzo", atado a ideas de compromiso y mayor madurez. Estas concepciones se configuran en complementariedad a las "tareas" que involucran a la madre, en las que ambas funciones parentales se presentan te&idas de construcciones de g&nero hegem&nicas en torno a lo que significa ser una madre y un padre en correspondencia a ideas imperantes acerca del ser masculino y femenino.
Estas nociones sobre el cuidado de los hijos/as ponen en tensi&n la noci&n de conciliaci&n que supone lograr un adecuado equilibrio entre las distintas responsabilidades de las personas, que pueden ser de la esfera individual, familiar y laboral. La rigidez expuesta por estos padres y madres adolescentes no facilita la movilidad y autonom&a en relaci&n a las distintas funciones presentes en el cuidado de los hijos/as
Desde la &ltima d&cada hay un incremento en la implementaci&n de pol&ticas sociales que busca fortalecer la familia nuclear. En un proceso gradual, los programas sociales -focalizados en un sujeto social- buscan ampliar su campo de intervenci&n a los otros miembros del grupo familiar (Chile Solidario, Chile Crece Contigo, Ingreso &tico familiar, entre otros).
Si bien estos programas contemplan y otorgan cuidados al embarazo adolescente y en la crianza de los primeros a&os del ni&o/a, no permiten la visibilizaci&n de las paternidades y maternidades adolescentes y tampoco a la familia adolescente. Es en este contexto de pol&ticas de protecci&n social, que es posible preguntarse sobre las consideraciones que existen desde la esfera p&blica sobre la noci&n de familias adolescentes, reconociendo su alta vulnerabilidad y baja movilidad social.
Desde un enfoque econ&mico, Esp&ndola y Le&n (2002), que:
Por &ltimo, en los que han logrado una cobertura de la educaci&n secundaria relativamente alta (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Panam& y Per&) el retiro antes de terminar este ciclo entra&a tambi&n importantes p&rdidas privadas y sociales: dejar la escuela dos a&os antes de completar dicho ciclo acarrea p&rdidas de ingresos para los varones de alrededor del 19%. Es importante destacar que el mayor retorno por a&o adicional de educaci&n que obtienen las mujeres en comparaci&n con los hombres en los mercados laborales urbanos explica que los costos privados de la deserci&n sean, en los t&rminos se&alados, m&s altos para ellas (44%, 42% y 23%, respectivamente) (p. 43).
Desde aqu& se plantea una necesidad &tica de dar respuesta a esta realidad, en que se pone en juego -en t&rminos de lo desarrollado por John Rawls (1973) - el maximizar la utilidad de las personas peor situadas de la sociedad. Planteando que hay que desarrollar pol&ticas y transferencias que busquen aumentar los niveles de bienestar de los que tienen menos acceso y oportunidades.
El tema de las familias adolescentes no emerge expl&citamente en la agenda de la pol&tica p&blica, sin embargo, est& buscando forma en el territorio de la protecci&n social. Con ello, se busca permitir que la poblaci&n que vive en condiciones de pobreza est& incorporada efectivamente al grupo beneficiario del programa y que, probablemente por falta de informaci&n o competencia, no reciban los beneficios del universalismo.
Sin embargo, en el caso de las familias adolescentes, se agrega un par de distinciones necesarias a tener en cuenta: una da cuenta de la asimetr&a de poder y de acceso a la informaci&n y la otra, se refiere a la escasa organicidad y d&bil capacidad de representaci&n. Esto se explica por su condici&n de ser joven y no tener autonom&a; adem&s no logran influir ni participar en las decisiones que afectan sus trayectorias. En t&rminos de Deborah Stone (1997), los principales implicados no tienen capacidad de agencia. El padre y la madre adolescente se encuentran subordinados de 2 modos: por la autoridad legal (sus familias de origen) y por el poder simb&lico, que se presenta a trav&s de mandatos culturales y una subordinaci&n generacional. Esto genera mecanismos de control basados en la autoridad, lo cual reduce los costos de transacci&n, que se pueden observar -de acuerdo a relatos de ellos -, en dos &reas. El disciplinamiento del cuerpo adolescente en t&rminos de restricciones para salir y para tener espacios de intimidad sexual, adem&s de una identificaci&n de ellos/as con modelos tradicionales de ordenamiento de las relaciones de g&nero (disciplinamiento de orden cultural).
Desde las pol&ticas p&blicas en Chile se puede observar que, si bien existen diferentes programas (Chile Crece Contigo, Becas y programas de Apoyo para la Retenci&n Escolar, Sala Cuna en Liceos, entre otros) que contribuyen a dar una bater&a de respuestas que tocan directa e indirectamente el tema, &stos no se encuentran articulados en un sistema de respuestas integrales y coordinados que requieren las familias adolescentes. Si se analiza desde los distintos miembros de la familia, y tomando la clasificaci&n de Deborah Stone, se puede observar que los actores principales y oficiales son principalmente los ni&os y ni&as, y secundariamente la madre adolescente visibilizada parcialmente desde el &rea educacional (por ejemplo, la ley N& 19.688) y programas como el Chile Crece Contigo. Por otro lado, pero el padre adolescente si bien se debiera considerar actor principal, en la pr&ctica es no oficial y secundario. Existe escasa inclusi&n desde las pol&ticas p&blicas en acompa&ar el proceso del padre adolescente, y es visibilizado m&s bien como un actor secundario. Esta invisibilizaci&n conlleva costos para el logro de un mayor nivel de autonom&a.
En s&ntesis, para enmarcar el tema de la fijaci&n de agenda, se puede plantear con claridad que la familia adolescente es un "no asunto", en t&rminos de lo planteado por Alf Morris, miembro Laborista del parlamento, cuando refiere que un tema no es parte del debate, ni la agenda p&blica. (Parsons, 2007, p.168). Si a ello sumamos, que la gran mayor&a pertenece a familias con bajo capital social, la capacidad de influir en la pol&tica p&blica, para ser considerados como sujetos de acciones coordinadas desde distintos programas se encuentra restringida.
Conclusiones
La familia adolescente es un "no ser" en la agenda p&blica, lo que conlleva a otro grupo de vulneraciones en t&rminos de no tener y no acceder.
Socialmente no tienen reconocimiento pleno de derechos. Esta realidad, si bien puede ser reconocida por los actores institucionales ubicados en un territorio determinado, estos no tienen la fuerza de instalarlo en la agenda p&blica. Esto nos lleva a que la idea de "familia adolescente" no es parte del debate p&blico, ni de la opini&n p&blica y menos de un movimiento social (Parsons, 2007).
Existe evidencia para afirmar que las respuestas ante la maternidad y paternidad adolescente son parciales o nulas, constituy&ndose, adem&s, en un fen&meno en donde lo que ellos expresan -sobre lo que han formado- es una familia. Ser padre o madre adolescente no solo es un tiempo de vulnerabilidad social en donde se ven -para muchos- trastocadas la continuaci&n de estudios y la inserci&n temprana al mundo laboral, sino que se afectan las subjetividades que se despliegan en cada sujeto frente a la irrupci&n temprana de una funci&n asociada al mundo de los adultos/as. El ser familia adolescente se inicia en la desigualdad de no encontrarse provisto de herramientas necesarias para cumplir dicha funci&n bajo la mirada sociopol&tica en donde el sentirse padre y madre, en donde el construir y sentirse familia solo por proveer de un v&nculo afectivo se muestra insuficiente frente el ojo p&blico.
La irrupci&n de la maternidad y paternidad en la adolescencia genera un quiebre desde la perspectiva de la movilidad social, y no intervenir invisibiliza las variables asociados a la cronificaci&n de las condiciones de vulnerabilidad.
De esta manera, se constata, por un lado, la asimetr&a de poder al que se encuentran expuestos los padres y madres adolescentes, afectado por el lugar generacional que ocupan y por una cultura hegem&nica que no permite visibilizarlos como familia. Por otro lado, queda expuesto que, por medio de la formulaci&n de pol&ticas de protecci&n social, es factible romper con su invisibilidad, dando respuestas integrales a las necesidades especiales de este grupo vulnerado en su invisibilidad y as& fortalecer las competencias y recursos para otorgar las condiciones para la movilidad social requeridas en el cuidado de sus hijos/as como tambi&n en sus propias trayectorias.
La visibilizaci&n de las familias adolescentes, a trav&s de la formulaci&n de pol&ticas sociales dirigido a este grupo focalizado debe considerar la idea de conciliaci&n, que lleva impl&cito la acci&n de mediar entre distintos actores -en esta ocasi&n-generacionales, en las que existen niveles de asimetr&a.
Dejar la tem&tica conciliatoria en el &mbito privado pone en tensi&n que padres y madres adolescentes puedan ser actores presentes en la negociaci&n del cuidado de sus hijos/as y de s& mismos. Hoy lo que se presenta son negociaciones individuales sin el reconocimiento de la comunidad. Esta realidad se complejiza si se tiene en cuenta que esto es una negociaci&n en el &mbito privado, donde se espera que no haya contrarios ni opuestos, sino que reine la armon&a.
Los lugares de negociaci&n no aparecen definidos y requieren ser reconocidos tanto en el ejercicio de sus derechos como en sus responsabilidades de cuidado, trabajo dom&stico, continuidad de trayectorias educacionales, etc.
El desaf&o de las instituciones es reconocer e incluir las distintas representaciones de ser familia, hoy caracterizadas por su inestabilidad, su capacidad de mutar, en que los posibles arreglos familiares pierden sentido y continuidad dado un contexto y tiempo determinado. Por tanto, implica nuevas aperturas a los emergentes sociales, cuidando de no excluir el lugar protag&nico de las madres y padres adolescentes en relaci&n al cuidado de sus hijos/as y sus propias trayectorias.
Una de las principales conclusiones que se desprenden de entrevistadas realizadas en el marco del proyecto FONDECYT 1080370 "Familias, maternidad y paternidad adolescentes en Chile. Magnitud, características, distribución geográfica, sentidos subjetivos y prácticas" es que ellos se sienten familia, y que no son reconocidos por los adultos y el medio como tal. Las respuestas ante la pregunta de cómo definirían lo que ellos están formando son: "Familia, ella es parte de mi hijo y es parte mía". (Ayser, 19 a?os, no escolarizado, Alto Hospicio, tiene pareja). "Familia, yo con mis hijas" (Camila, 16 a?os, no escolarizada, Región Metropolitana, no tiene pareja). "Familia, así se llama a papá, mamá e hijo" (Zeugma, 18 a?os, escolarizado, Región Metropolitano, tiene pareja).
Refiere a si al momento de la entrevista asiste con regularidad a un establecimiento educacional
Refiere a cuando el/la entrevistado/a se?ala que son pareja con la madre o padre de su hijo/a
Refiere a si al momento de la entrevista asiste con regularidad a un establecimiento educacional.
Mito casero de colocar un papel mojado en la frente del bebe cuando este tiene hipo.
Modismo chileno : ser capaz de lograr una tarea u objetivo
Modismo chileno: no es posible quejarse
Modismo chileno : cometer un grave error
Modismo chileno: ni?a peque?a.
Modismo: dinero
Modismo chileno: limosna
Modismo chileno: malas calificaciones escolares
Modismo chileno: ni?a peque?a
La mayor fecundidad adolescente disminuye significativamente en la medida que se aleja de las condiciones de pobreza. A ello se agrega que la paternidad o maternidad se traduce en una mayor vulnerabilidad (educacional y laboral) para su vida futura. Un grupo significativo (un 48%), según un estudio hecho el 2003 dejó de estudiar, para encontrarse trabajando en un 84% entre los 25 y 29 a?os, en comparación con los que no tienen hijos (58%), o de aquellos que tuvieron hijos después de los 20 a?os (79%) (Madrid, 2006).
En la Ley N? 19.688, artículo único, de Agosto de 2000 se se?ala lo siguiente: "El embarazo y la maternidad, no constituirán impedimento para ingresar y permanecer en los establecimientos de educación de cualquier nivel. Estos últimos deberán además otorgar las facilidades académicas del caso. Recuperado de:
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Investigación realizada en el marco de los proyectos FONDECYT 1110553 "Hombres en Chile. Conciliación, corresponsabilidad y uso del tiempo: Tensiones y conflictos entre familia y trabajo" y 1080370 "Familias, maternidad y paternidad adolescentes en Chile. Magnitud, características, distribución geográfica, sentidos subjetivos y prácticas"
Fecha de recepci&n: Enero 2014
Fecha de aceptaci&n: Mayo 2014
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